Adicciones: Ludopatía

septiembre 22, 2015

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Primero fueron los juegos tradicionales (quinielas, loterías, casinos…); después llegó Internet, y el riesgo se elevó exponencialmente. El smartphone puede ser una bomba de relojería para este tipo de adicción, cuyo estímulo al consumo es apabullante desde los medios de comunicación.

Los criterios diagnósticos del juego patológico, según la American Psychiatric Association, (1995), son el comportamiento de juego desadaptativo, persistente y recurrente, caracterizado por lo menos por cinco (o más) de los siguientes síntomas:

1.    Preocupación por el juego (p.ej., preocupación por revivir experiencias pasadas de juego, compensar ventajas entre competidores o planificar la próxima aventura, o pensar formas de conseguir dinero con el que jugar).

2.    Necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado de excitación deseado.

3.    Fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego.

4.    Inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego.

5.    El juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas o para aliviar la disforia (p.ej., sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad, depresión).

6.    Después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para intentar recuperarlo (tratando de ‘cazar’ las propias pérdidas).

7.    Se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego.

8.    Se cometen actos ilegales, como falsificación, fraude, robo o abuso de confianza para financiar el juego.

9.    Se han arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido al juego.

10.  Se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la desesperada situación financiera causada por el juego.

La adicción al juego o ludopatía

«Es una enfermedad adictiva en la que el sujeto es empujado por un abrumador e incontrolable impulso de jugar. El impulso persiste y progresa en intensidad y urgencia, consumiendo cada vez más tiempo, energía y recursos emocionales y materiales de que dispone el individuo. Finalmente, invade, socava y a menudo destruye todo lo que es significativo en la vida de la persona».

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