Adolescentes recurren a peligrosas prácticas para embriagarse

noviembre 02, 2015

Aspirar alcohol con un pitillo, impregnar un tampón o lanzarse vodka a los ojos son algunos métodos. La «moda» es aparecer muy ebrios en las redes sociales.

Fuente: www.eluniversal.com

 GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL

Los padres saben ­y lo viven­ que la adolescencia es una etapa difícil. Pero pocos conocen realmente lo que hacen los jóvenes. En consulta, e indagando con muchos
pacientes, los médicos de adolescentes sí lo han detectado. Están alarmados. Uno de ellos es Ricardo Montiel, del Centro Médico Docente La Trinidad, quien coordinó un
evento especial sobre los adolescentes, dirigido a padres, que se realizó el sábado 24 de octubre.

Como en tantas generaciones anteriores, el alcohol siempre ha sido el detonante de muchos problemas. En la actualidad, entre algunos está de moda estar beodos y
aparecer así en fotografías y videos en las redes sociales para ser más «populares». Montiel explica que investigaciones realizadas en Venezuela, hace cuatro años en
dos colegios muy grandes detectaron que a 80% de los adolescentes les parece normal consumir alcohol. «Muchas veces, son papá y mamá quienes facilitan el proceso
porque en fiestas que son casi piñatas se les suministra el producto para que no se ‘rayen’ con los amigos», dice Montiel. Esto ocurre cuando apenas tienen 11, 12 ó 13
años, aún muy lejos de la edad legal para beber, los 18 años. No se limitan a beber hasta perder la razón. Algunos adolescentes recurren a mecanismos para llevar
alcohol al torrente sanguíneo sin pasar por el estómago ni ser detectado por los padres, para entonarse antes de las fiestas y para aparentar estar más ebrios de lo
que en realidad están. Ese fingir estar beodos los puede hasta dejar ciegos, literalmente. Una de las «modas» es lanzarse shots de vodka a los ojos para irritarlos y
parecer ebrios, lo que puede degenerar en diversas lesiones desde conjuntivitis hasta heridas graves. Otra práctica es aspirar alcohol puro o vodka con un pitillo, con
la técnica de la cocaína. Y las chicas tienen un método impactante: se colocan un tampón impregnado en vodka. En otras ocasiones no usan alcohol pero sí sustancias que
imitan los efectos de la embriaguez con un añadido que ellos desconocen: su impacto en el sistema nervioso central, lo que causa depresión severa. Entre estas
sustancias depresivas están las sales de baño y jarabes para la tos con codeína con los que preparan una guarapita a la que llaman purple drink. Todas esas prácticas
van a las redes sociales, especialmente a aquellas que «borran» los contenidos en menos de 24 horas. Sus amigos lo ven pero probablemente sus padres y otros adultos
no, pues chequean más Twitter y Facebook. Como si no fuera suficientemente grave, estas prácticas pueden derivar en otras peores, al escalar a las drogas. Esto suele
ocurrir, según han detectado los médicos de adolescentes, al ingresar a la universidad.

¿Y los padres qué?

El médico Ricardo Montiel dice que la solución más efectiva es «no bajar la guardia» en ningún momento, debido a todo lo que sucede alrededor de ellos. Y recuerda que
«lo predicado sí funciona». Los padres no deben cansarse de conversar con los chicos sobre lo que ocurre y hablarles sobre los peligros y la importancia de cuidarse.
Se puede negociar con los jóvenes los límites de los permisos y tipos de salidas, pero dejando claro que son los padres quienes ponen las normas. También deben
explicar lo que hacen en su tiempo libre. Montiel recomienda dejar claro que tanto computadoras como celulares podrán ser revisados en cualquier momento y si tienen
claves deben suministrarlas. Pero lo más importante es saber dónde y con quién están los hijos todo el tiempo, conocer a sus amigos y a sus familias, hacer redes de
padres que se ayuden entre ellos y establecer conexiones con ellos para comunicarse.

 

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