Cada dos semanas aparece una nueva droga de diseño

abril 19, 2016
​Esa misma velocidad con la que aparecen nuevas drogas lo que hace que los consumidores pocas veces sepan qué están tomando.

Fuente: www.clarin.com

La velocidad con la que aparecen nuevas drogas de diseño obliga a los toxicólogos a ir viendo, sobre la marcha, de qué puede tratarse: ven que algunas combinaciones provocan más cuadros psicóticos, otras más convulsiones, otras más ataques de pánico, otras muertes súbitas. Y es esa misma velocidad con la que aparecen nuevas drogas lo que hace que los consumidores pocas veces sepan qué están tomando. Así, cuentan los expertos, como algunas pastillas tienen efectos tardíos, muchos jóvenes creen que “no les pegó”, toman más y terminan con intoxicaciones gravísimas.

“Van llegando drogas nuevas a la velocidad de la luz. Le cambian una molécula y cada 15 días aparece una nueva”, dice a Clarín Martha Braschi, toxicóloga del Hospital Gutiérrez y del Hospital Alemán. Mónica Napoli, toxicóloga del Hospital Santojanni, coincide: “Es difícil saber el contenido de las pastillas porque son producidas en laboratorios clandestinos. Lo que sabemos es que estas pastillas pueden contener cafeína, éxtasis, efedrina y algún otro producto tóxico contaminante. Aparecen continuamente nuevos diseñadores de drogas que modifican o alteran la constitución de las pastillas”.

“La bomba” y “Superman” (al menos dos de los intoxicados que ayer llegaron a las guardias y podían hablar contaron que habían tomado esta última) son sólo algunas de las drogas más nuevas. Para hacer “La Bomba” envuelven las anfetaminas en resina de marihuana y arman una especie de caramelo (de ahí el nombre), por lo que tanto el envoltorio como su contenido tienen drogas activas.

No saber qué se está consumiendo es parte central del problema: “La bomba se vende como pepa, por lo que muchos creen que están consumiendo ácido y en algunos casos terminan con cuadros de taquicardia, hipertensión, crisis psicóticas, convulsiones, desconexión, alucinaciones y despersonalización”, explica Braschi. A las guardias de los hospitales llegan jóvenes cada vez más chicos, incluso de primaria. A veces, cuando los médicos logran descubrir qué tomaron y darles el tratamiento adecuado, los salvan pero el evento no pasa desapercibido: muchas veces quedan con secuelas neurológicas y cardiológicas. En el caso de Superman –­sigue Braschi­­ “se vende como éxtasis. Como en el Reino Unido ya hubo varias muertes, cuando investigaron vieron que tenía una combinación de éxtasis y parametoximetanfetamina, y esa suma potencia su toxicidad. Además, estas pastillas tienen una aparición de efectos tardía, por eso muchos jóvenes piensan que no les pegó y se toman otra y pueden
generar cuadros graves: desde lesión al corazón, trastornos en el sistema nervioso central, problemas renales hasta muerte súbita”. El éxtasis sigue siendo la estrella del consumo, pero existen al menos 20 variedades de anfetaminas. Hay más y menos potentes: entre las más tóxicas están el GHB (éxtasis líquido), el Cristal, y las mezclas de LSD (ácido lisérgico) con anfetaminas (que como produce mayor efecto, provoca mayor intoxicación).

Así, tanto creer que se está consumiendo una cosa cuando en verdad es otra, como consumir antes de tiempo por desconocer las horas de acción de las nuevas combinaciones, colaboran para terminar en finales trágicos. “Las causales de muerte más comunes son la falla cardíaca por el esfuerzo al que se somete el corazón y la fiebre de difícil resolución. Los cuadros suelen ser tan complejos que provocan fallas multiorgánicas» que terminan con la muerte, concluye Nápoli.

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