¿Debo internar a mi hijo?

Fuente: www.latimes.com. MARÍA ANTONIETA JUÁREZ A.

Miranda está desesperada, desde hace cinco años el menor de sus hijos es adicto al cristal, en últimas fechas se inyecta un coctel mortal de heroína con cristal, frecuentemente se pierde por varios días y, cuando regresa, llega en un estado deplorable. Hasta hoy siempre ha conseguido dinero para seguir consumiendo, no roba, usa el chantaje con su madre y ella cae siempre en sus mentiras.

La situación ha ido escalando, Miranda se encuentra entre la espada y la pared, no quiere echar a la calle a su hijo por temor a perderlo para siempre, pero no puede seguir justificando la conducta de él ante la familia.

Como suele ocurrir en estos casos, la familia está dividida, unos opinan que debe echarlo a la calle y otros están de acuerdo en internarlo; el problema es que Dany no quiere saber nada de entrar a rehabilitación, de hecho, ha estado internado en cuatro ocasiones, con nulos resultados. Tampoco quiere irse de la casa, pues alega, que esa casa la compró su padre antes de morir y tiene derecho a vivir ahí.

Antonio, la pareja de Miranda desde hace diez años, decidió irse de la casa para evitar más enfrentamientos con Dany, no soporta verlo encerrado día y noche, sin trabajar y sin hacer nada por su vida. Por otra parte, le enoja y al mismo tiempo le parte el alma ver a Miranda angustiada todo el tiempo, justificando y mintiendo para proteger a su hijo.

Sin duda la situación es bastante difícil, y se complica más por la resistencia de Dany. Por desgracia no existe una receta ni una pastilla que resuelva el problema. Sería de gran ayuda que por lo menos Miranda asistiera a reuniones de Nar-Anon, para familiares y amigos de adictos, pero tampoco ella se decide.

A continuación, le comparto a Miranda los comentarios de adictos y familiares de adictos que han pasado o están viviendo situaciones parecidas:

“La mejor ayuda es no ayudarlo, solo alarga el sufrimiento. Yo fumé cristal por años, hasta que me cerraron todas las puertas y mis únicas alternativas fueron la calle o el centro de rehabilitación. Mi madre me internó y fue la mejor decisión de su vida. No me canso de agradecerle que se haya armado de valor y me dejara tocar fondo, encerrado y sin visitas por un año”.
Soto

“No te sientas mal por cerrarle la puerta, eso no te hace mala madre, ya deja de hacerte responsable de sus actos, por eso es como es, sabe que pase lo que pase, siempre estará mami para resolver sus problemas”.
Kary

“No se sienta mal por lo que ha hecho, usted hizo lo que creyó mejor, escuche las opiniones, pero siga su corazón, acérquese a Dios, Él siempre responde. Efectivamente es muy triste lo que están viviendo como familia, también es verdad que duele mucho, pero su hijo tiene que tocar fondo para que recapacite”.
Rocío

“Al parecer su hijo ya es mayor de edad, aun así no deja de ser su hijo y no deja de doler. Dicen que solo un adicto puede comprender a otro adicto, yo digo que nadie como las madres de adictos para poder entendernos, por eso comprendo su cansancio, su tristeza y desilusión en cada recaída”.

No se canse por favor, es posible que cerrarle todas las puertas sea una solución, pero es una solución con muchos riesgos, puede terminar muerto o en la cárcel. En mi opinión, es mejor que vuelva a internarlo, si es necesario veinte veces, pero sin visitas, dejarlo solo en su proceso con sus terapias, no le va a pasar nada y usted estará tranquila sabiendo que está vivo y sin consumir; por lo menos en un centro de rehabilitación tiene la esperanza de que algún día Dios toque su corazón y se haga responsable de sí mismo”.

“Miranda, hay gente que no tiene fondo, se lo digo por experiencia, su fondo es el ataúd. Busque ayuda también usted, porque siempre terminamos igual o más enfermas que el adicto. Espero que Dios le dé la sabiduría y la fortaleza para manejar esta situación”.
Edith

“Yo fui madre de un adicto, y pasó exactamente como le comentan; mi hijo cayó en la cárcel, salió, duró tres meses fuera y en un pleito callejero le quitaron la vida. Hoy entiendo que una madre jamás debe bajar la guardia, y si usted va a caer, caiga, pero de rodillas y pídale a Dios”.

“No se canse de orar, busque apoyo espiritual y emocional, asista a grupos de doce pasos, pero no se rinda, créame, no hay dolor más grande que perder a un hijo”.
Anita

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