Drogas peligrosas, y “de las otras”

mayo 02, 2016
Cada vez más jóvenes se drogan con pastillas de diseño, a la medida de sus “necesidades” de “volar” y evadirse de la “pesada” realidad.​

Fuente: Marcelo Peretta, doctor en Farmacia y Bioquímica (UBA) y Secretario General del Sindicato Argentino de Farmacéuticos (SAFYB). www.clarin.com

Cada vez más jóvenes se drogan con pastillas de diseño, a la medida de sus “necesidades” de “volar” y evadirse de la “pesada” realidad. Esas “pastis” se fabrican y consumen igual que medicamentos, en la creencia de que no pueden ser tan malas, ya que todos tomamos remedios, desde que llegamos a esta vida hasta que nos despedimos. En la vida real es más fácil tomar pastillas que hacer dieta o ejercicio. Para los jóvenes es más sencillo optar por el placer rápido y furioso, que emprender un camino largo y sinuoso hacia la felicidad. La irrespetuosa conducta que asumimos con los remedios nos lleva a minimizar los riesgos de las pastillas ilegales. Pensamos, que si 80% de los adultos nos automedicamos y 1200 spots televisivos, 800 avisos en diarios y revistas y 400 páginas de Internet nos ofrecen diariamente pastillas legales, las “pastillas del boliche no pueden ser peligrosas”.

Sin embargo, resulta necesario aclarar que el abuso de los medicamentos legales causa por año en nuestro país 12 millones de nuevas consultas médicas, 8 millones de tratamientos adicionales, 115 mil hospitalizaciones y 22 mil muertes.

El problema no es inherente a la calidad o la eficacia de los medicamentos en sí mismos, sino a la forma en que son prescriptos, dispensados y utilizados. Por tanto, es también errado considerar que el problema de las drogas ilegales es su mala calidad, y que su riesgo disminuirá con un test previo que certifique su aptitud. Urge un cambio de conducta en los adultos que se “empastillan” a toda hora y en todo lugar, sin siquiera leer el prospecto de lo que toman. Compran medicamentos en kioscos, supermercados, gimnasios e Internet, y pretenden que sus hijos no repitan esos malos hábitos cuando salen a divertirse. Imposible.

El Estado ha sido cómplice del ingreso, fabricación, consumo y salida de drogas de abuso en nuestro país. Propietarios de droguerías abastecen a narcotraficantes y hacen negocios con la matrícula de un Farmacéutico al que no hacen caso y ni siquiera le registran la relación laboral. Además de infraestructura y equipamiento, deben exigirse condiciones éticas a los propietarios de establecimientos farmacéuticos y a los dueños de boliches bailables. A los primeros, que comercialicen sus productos sólo por la vía legal y a los segundos que no aprovechen el flagelo de la droga para hacer dinero vendiendo agua que bien podrían obsequiar con el costo de la entrada. La desregulada comercialización y sobreestimulado consumo de fármacos son un imán para el delito y el narcotráfico. La droga ha invadido un ámbito que fue sagrado, y genera suficiente dinero para comprar insumos y voluntades. Los remedios truchos, la falsificación de troqueles y la adulteración de historias clínicas para cobrar reintegros de remedios costosos, son prueba que la droga se infiltró en la política y que todavía no tenemos una política antidroga.

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