¿Existen las adicciones comportamentales?

Fuente: phmk.es. Francisco F. Navarrete, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid).

¿Acaso nos van ahora a diagnosticar de adicción a la lavadora o a la luz eléctrica o a ver la televisión como lo hacen con la ludopatía? Con esta simplona y retórica pregunta, ironizan los que cuestionan la preocupación por parte de los profesionales de la salud mental por las conductas desadaptativas y patológicas relacionadas con el uso y consumo de las “no sustancias» como juego, internet, sexo, ejercicio, compras, etc.

Si equiparamos el concepto “sustancia” a “conducta” en la definición de adicción podemos afirmar que un trastorno adictivo se caracteriza por la capacidad de la “sustancia/conducta” de actuar como reforzador instrumental. La tolerancia, es decir, el uso repetido conlleva a la falta de efecto de la «sustancia/conducta». Desarrollo de dependencia si la sustancia no está disponible o la conducta no puede realizarse, entonces aparece abstinencia. El contraste afectivo “sustancia/conducta” tiende a producir un estado inicial de “bienestar- euforia” que evoluciona a “malestar-euforia”. La capacidad de los distintos estados psíquicos para desencadenar “sustancia/conducta” y, finalmente, desencadenantes como aburrimiento, depresión, y reforzadores sociales son riesgo de “sustancia/conducta”.

«Las adicciones comportamentales son la denominación sinónima de adicciones sin sustancia que se está instalando en el lenguaje clínico, asistencial y científico actual».

Las adicciones comportamentales son la denominación sinónima de adicciones sin sustancia que se está instalando en el lenguaje clínico, asistencial y científico actual. Dichas adicciones comportamentales abarcan a aquellos comportamientos compulsivos en relación a conductas humanas diversas, a menudo placenteras, que adquieren características adictivas.

Aunque existe evidencia de que las llamadas adicciones comportamentales son comórbidas con varios trastornos mentales queda sin discernir en qué momento los trastornos psiquiátricos desencadenan dichas adicciones comportamentales o cuándo son éstas las que precipitan el trastorno mental. Surge aquí el concepto de Patología Dual: cuando un trastorno mental o sus síntomas concurren con un trastorno adictivo – con sustancia o sin sustancia- a lo largo de la vida de una persona, lo denominamos trastorno dual.

«Aunque existe evidencia de que las llamadas adicciones comportamentales son comórbidas con varios trastornos mentales queda sin discernir en qué momento los trastornos psiquiátricos desencadenan dichas adicciones comportamentales».

DSM-5

En la última edición del sistema de clasificación de enfermedades más utilizado en Psiquiatría a nivel internacional, que es el DSM-5, se recogió el consenso científico que sugiere que las adicciones comportamentales se equiparan a las adicciones a sustancias de abuso en muchos aspectos: la historia natural, la fenomenología, la tolerancia, las confluencias genéticas,  mecanismos neurobiológicos y respuesta al tratamiento.

Todo ello derivó en la inclusión en el DSM-5 del “Juego Patológico” como un Trastorno Adictivo No Relacionado con Sustancia y en la CIE 11 (clasificación de la OMS) que dentro del epígrafe de «Trastornos por consumo de Sustancias y Conductas Adictivas», se ubiquen como «Trastornos debidos a Comportamientos Adictivos». Sin embargo, varios ejemplos de adicciones comportamentales no han conseguido ese reconocimiento formal y se encuentran dispersas en otras secciones del DSM-5 o difuminadas en la categoría referida de la CIE 11.

«El DSM-5 muestra cambios significativos respecto a todas las clases de trastornos que abarcan los trastornos debidos a las sustancias de abuso y al trastorno obsesivo compulsivo».

El DSM-5 muestra cambios significativos respecto a todas las clases de trastornos que abarcan los trastornos debidos a las sustancias de abuso y al trastorno obsesivo compulsivo. De esta manera el DSM-5 otorga a los aspectos compulsivos del consumo de drogas mayor énfasis que al concepto de dependencia fisiológica y el trastorno obsesivo compulsivo se ha desplazado desde los trastornos por ansiedad hasta convertirse en el paradigma del espectro del trastorno obsesivo compulsivo.

El juego patológico que en la anterior edición DSM se incluía en la categoría “Trastornos del control de los impulsos”, no en vano se llamaba en el DSM III “juego compulsivo”, se agrupa ahora junto a las adicciones a sustancias de abuso caracterizando el prototipo de la “adicción comportamental”. Así, actualmente es el único ejemplo de adicción comportamental reconocida en el DSM-5 a pesar del gran interés popular y de medios de comunicación al respecto cuando se habla de “adicción a internet”, “adicción sexual” “compra compulsiva” y “adicción a la comida.

«El juego patológico que en la anterior edición DSM se incluía en la categoría “Trastornos del control de los impulsos”, no en vano se llamaba en el DSM III “juego compulsivo”, se agrupa ahora junto a las adicciones a sustancias de abuso caracterizando el prototipo de la ‘adicción comportamental”.

En el apartado de “Alteraciones que necesitan más estudio”, incluye el «Trastorno de juego por internet” donde hace referencia al uso persistente y recurrente de internet para participar en juegos, especialmente con otros jugadores, es decir, multionline. Los criterios propuestos se basan en los clásicos de la dependencia de  la tolerancia, la abstinencia, la interferencia en el funcionamiento habitual y la incapacidad para dejar de jugar a pesar de ser consciente de las consecuencias negativas. Se excluye de modo explícito tanto las apuestas online (que se incluirían en el «Trastorno por juego»), como otros usos recreativos y sociales de internet.

¿A qué nos referimos con el término ‘adicción comportamental’?

Su origen estriba en  las conductas cuyas consecuencias en términos de ganancias suponen conseguir ciertos objetivos, sensaciones placenteras o información. Sin embargo, un concepto más exhaustivo comportaría un refuerzo derivado de la realización de una conducta en sí misma, dicho de modo coloquial una conducta que se hace por gusto. Por eso la inclusión del juego patológico en el epígrafe de “Trastornos  relacionados con Sustancias y Trastornos Adictivos” es un paso importante que reconoce las posibles similitudes de esos cuadros clínicos.

El resto de las conocidas como adicciones comportamentales han quedado, como decíamos, dispersas en varias secciones del DSM-5: “Trastornos Disruptivos del control de los impulsos y de la conducta”, “Trastorno Obsesivo Compulsivo y trastornos relacionados” y “Trastornos Alimentarios y de la ingestión de alimentos”. De esta manera, dichas secciones del DSM-5 permitiría diagnosticar el juego repetitivo con videojuegos, el uso y abuso de internet con diferentes objetivos que abarcan la pornografía, el juego online, el ejercicio excesivo, las compras y el bronceado compulsivo así como la cleptomanía.

«Como siempre, la cuestión crítica está en donde poner la línea que delimita lo normal y lo anormal de estas conductas».

Como siempre, la cuestión crítica está en donde poner la línea que delimita lo normal y lo anormal de estas conductas. De hecho el DSM-5 y desde una perspectiva dimensional, utiliza criterios más exigentes para diagnosticar juego patológico (precisa 4 o más criterios) o para “Trastorno por juego en internet” (5 o más criterios) que para los trastornos por sustancias de abuso donde solo exige 2 o más criterios. Por tanto, tampoco debemos llegar al extremo donde se descuiden o infraestimen las conductas adictivas sin sustancia que tienen un impacto negativo en las personas y en la salud pública.

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