ADICCIONES Y MALTRATO INFANTIL

marzo 20, 2019

Fuente: www.elcomercio.es. ALBERTO ARCE.

«En un mundo idílico y sin adicciones no existiría el maltrato infantil».

El catedrático ovetense Jorge Fernández del Valle recibe el premio Heraldo de Congresos de Asturias, pero su principal labor es la de atender a los menores acogidos de la región.

El punto de vista académico no siempre es frío y apesadumbrado, y el tono desde la cátedra a veces se vuelve más grave de lo que cabría esperar. El catedrático de Intervención Social de la Universidad de Oviedo y director del Grupo de Investigación e Infancia desde 1989, Jorge Fernández del Valle, lo sabe bien. Por eso compagina su labor como estudioso con la valiente tarea de ayudar a los más pequeños envueltos en las situaciones vitales más desgarradoras. Así, y, además, por traducirlo en convenciones internacionales con sede en la ciudad de Oviedo, el Club de Empresas Oviedo Congresos le otorgará la distinción Heraldo de Congresos el próximo 11 de abril.

-Toda una distinción, ¿se la esperaba?

-Yo no sabía que existía este premio, pero es un reconocimiento particularmente agradable. Y es que yo soy ovetense, y el hecho de que recompensen así el trabajo que llevo a cabo tratando de que mi ciudad sea un lugar más atractivo y conocido, es muy gratificante.

-¿Sobre qué han versado esos congresos?

-Dirijo un grupo de investigación sobre familia e infancia y mi ámbito de investigación es el bienestar infantil y la prevención del maltrato; trabajo con centros de menores y en el campo del acogimiento familiar. Por eso, todas las actividades que hemos hecho, nacionales e internacionales, tienen un fin muy concreto: tratar esos temas desde distintas perspectivas profesionales.

-Su próxima cita tendrá lugar en el hotel de La Reconquista los días 3 y 4 de octubre, ¿no descansa?

-Menos de lo que debería (risas). La organización de un congreso de estas características se planea muy a largo plazo. Todo el proceso dura un año mas o menos. En esta ocasión vamos a celebrar un ciclo de conferencias internacional sobre los centros de acogida. Especialmente, los centros terapéuticos y las nuevas técnicas para solventar los casos más graves. Será algo íntimo; no obstante. Un par de cientos de los profesionales más renombrados del mundo en esta materia.

-Usted se dedica muy intensamente a la intervención psicosocial; ¿en qué consiste?

-Fundamentalmente, realizamos evaluaciones de calidad de atención a los menores cuando están en hogares de acogida y contrastamos los resultados de los programas de prevención en este ámbito. Trabajamos con administraciones y oenegés. Nosotros somos el apoyo técnico de los programas de intervención y tenemos nuestras propias herramientas. Una de las más importantes, los estándares nacionales sobre cómo deben ser los hogares de acogida, que hemos diseñado para el ministerio. Ahora estamos centrando casi todos los esfuerzos en crear tratamientos para niños que han sufrido malos tratos y abusos sexuales.

-¿Estamos desprotegiendo a los niños?

-En un mundo idílico y sin adicciones no existiría el maltrato infantil, pero tenemos un serio problema. No se habla mucho de ello, pero está ahí. En España hay unos 35.000 menores de edad viviendo en acogidas porque han sufrido situaciones de desprotección en sus casas.

-En Asturias hay más 400 menores bajo tutela en centros de acogida, ¿la intervención psicosocial es fundamental?

-Hay que tener en cuenta que la problemática es muy variada y que los casos nacen, en muchas ocasiones, de situaciones en los que hay graves negligencias familiares y en los que hay que intervenir cuanto antes.

-¿Cómo se ayuda a estos niños?

-Cuando la situación no es muy grave todavía, prestamos ayuda de intervención en riesgo. Los equipos que trabajan en los Servicios Sociales municipales trabajan con el niño dentro de la familia. Los temas van desde un control de la alimentación y la asistencia escolar y se tratan de mutuo acuerdo con la familia. Cuando la situación es grave y el niño ya corre serio peligro, la administración está obligada a asumir su tutela.

-¿Faltan familias de acogida?

-Es uno de nuestros problemas principales. Faltan familias de acogida voluntarias dispuestas a llevarse consigo a un niño con el que no tienen ninguna relación y durante un tiempo determinado. En Asturias solo hay unas sesenta. Lo ideal sería que todos los niños menores de 6 años estuviesen con familias, en el calor de un hogar, pero esto no es así. Hace falta un plan de choque de promoción del programa de acogimiento. Además, es menos costoso. A las familias hay que mimarlas mucho y crear una cultura de que el acogimiento es algo habitual. En Inglaterra, por ejemplo, se lleva haciendo durante setenta años, pero en España, solo desde 1987, cuando se aprobó la ley. Hay que atraer a los acogedores con apoyos económicos más elevados y equipos técnicos disponible las 24 horas.

-Tabú y desconocimiento…

-Mucha gente, cuando lo escucha por primera vez, te pregunta: ¿cómo te vas a llevar a un niño durante dos años, si te encariñas con él y luego lo tienes que devolver? Pues funciona así, esa es la cultura de la acogida. El sufrimiento adulto existe, pero es en beneficio del bienestar de un niño.

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