¿Cómo funcionan las adicciones?

Fuente: muyinteresante.es. AMYAD RADUAN.

La ciencia detrás de cómo algunas sustancias o prácticas consiguen esclavizarte

¿Alguna vez has probado una droga? Quizá pienses que no, porque a día de hoy cuando hablamos de drogas nos queremos referir a sustancias psicoactivas o que producen ciertos efectos alucinógenos, pero ¿y si te dijera que existen drogas que están normalizadas y presentes en nuestro día a día?

Pues sí, y puede que ya sepas a qué me estoy refiriendo. El alcohol y el tabaco son dos drogas cuyo consumo en nuestra sociedad está (demasiado) normalizado, pero que esté normalizado no quiere decir que no sea peligroso y que no genere adicción.

¿Y si decides probar alguna droga con tus amigos? Porque, total, por una vez no va a pasar nada, ¿no? Pero ¿y si a una vez le sigue otra, y después otra, y otra? Pues al final, el consumo reiterado de esta droga, genera una adicción en tu organismo, una dependencia que hace que te vuelvas esclavo de esa sustancia. Por desgracia, además, algunas drogas son capaces de someternos con tan solo una dosis.

¿Cómo funciona la adicción?

La adicción consiste, básicamente, en desear algo tan intensamente que no puedas evitar actuar en consecuencia, a menudo en detrimento de tu salud. En primer lugar, la sustancia adictiva en cuestión cautiva a tu cerebro dándole placer y, más tarde, empieza a corromper tus impulsos normales, como la motivación y el aprendizaje. Eso es lo que hace que se vuelva un reto cortar con tu adicción, ya sean alcohol, tabaco, otras drogas o sexo. Profundicemos en cómo funcionan las adicciones…

¿Qué es el sistema de recompensa de la dopamina?

Algunas de las principales drogas que causan adicción son los analgésicos opioides (narcóticos), la marihuana y la cocaína. Cuando alguien consume drogas de forma habitual, su cerebro deja de realizar funciones normales y empieza a liberar más dopamina de lo habitual, modificando  la química del cerebro, y bloqueando finalmente la reabsorción de la dopamina. Esto puede provocar una sensación de euforia y felicidad durante un largo periodo, por lo que se convertirá en “la nueva normalidad” de nuestro cerebro, y éste nos pedirá más y más de esa sensación placentera.

Estas sustancias, además, producen tolerancia. La tolerancia a alguna sustancia se produce cuando, como resultado de su administración continuada, el sujeto presenta menor sensibilidad a ella. Así, la dosis habitual de la sustancia produce menos efectos, con lo que se necesitan dosis más altas para producir los mismos efectos. Así, quedarás enganchado a dosis cada vez mayores e insostenibles para lograr esos efectos que ahora tu cerebro ansía. No podrás pensar en otra cosa, ni disfrutar de otras actividades. Se ha alterado el funcionamiento normal de tu cerebro y, ahora, todo lo demás te parece aburrido y monótono. Ahora eres un adicto, y así es como funciona el ciclo de la adicción.

Pero, ¿lo que se encargaba de controlar el placer no era la dopamina? ¿Tiene algo que ver la dopamina en todo esto? Pues sí, el sistema de recompensa de la dopamina desempeña un papel importante en la sensación de placer que se consigue tras consumir una droga, pilar fundamental de la trampa que supone el ciclo de la adicción.

Cuando hablamos de sistema de recompensa nos estamos refiriendo a aquellos estímulos gratificantes que producen determinadas acciones en nuestro organismo. El consumo de sustancias adictivas puede activar este sistema de recompensa. Se trata de las funciones cerebrales que impulsan lo esencial del ser humano, como el sueño, la alimentación, el desconocimiento del dolor y la recompensa, por supuesto. Cualquier cosa que lleve al ser humano al aprendizaje, la motivación y los sentimientos placenteros podría ser una recompensa. Sin embargo, el sistema de recompensa es un grupo de estructuras que ayudan a nuestro cerebro a calcular el valor de la recompensa y a traducirla en acciones.

La dopamina es un neurotransmisor, y aumenta la respuesta del cerebro cuando se expone a un estímulo gratificante. Así, las estructuras conectadas al sistema de recompensa están presentes a lo largo de las vías de la dopamina en el cerebro. Básicamente, lo que ocurre es que las neuronas que componen el sistema de recompensa se comunican a través de la dopamina en diferentes regiones del cerebro. Por ejemplo, poniéndonos técnicos, la vía dopaminérgica mesolímbica conecta con el área tegmental ventral (VTA). Dicho de otro modo, una de las vías de la dopamina, uno de los flujos neuronales por los que discurre, conecta una de las áreas centrales productoras de dopamina en el cerebro. Esa área productora de dopamina, la VTA, se comunica a su vez con otra zona, el núcleo accumbens. El núcleo accumbens, a su vez, conecta con otra zona, el estriado ventral, y tiene una fuerte conexión con la recompensa y la motivación. Por lo tanto, cuando estas neuronas se comunican con el núcleo accumbens, es más probable que se procese la conducta de motivación y recompensa. Ahora seguro que entiendes mejor el concepto de que el sistema de recompensa de la dopamina es, en realidad, un conjunto de estructuras interconectadas entre sí, a través de la dopamina.

Otra vía importante de la dopamina se conoce como la vía mesocortical, que viaja a la corteza cerebral desde el VTA. Se cree que forma parte del sistema de recompensa. Por lo tanto, la investigación muestra que las vías principales de la dopamina, incluyendo la vía mesolímbica y estructuras como el núcleo accumbens y el VTA, tienen un papel importante para producir un sistema de recompensa. Así es como funciona el sistema de recompensa de la dopamina

Sería razonable preguntarse por qué este sistema existe en nosotros, si nos hace tan vulnerables a algunas sustancias. Sin embargo, es un sistema esencial. Las funciones principales del sistema de recompensa de la dopamina son producir un aprendizaje asociativo (con un papel importante para afectar a la toma de decisiones) e inducir al comportamiento de aproximación al provocar emociones con valor positivo (placer, disfrute,…). Como comentábamos antes, es el sistema que nos recompensa ante la motivación, el aprendizaje y otros estímulos placenteros.

¿Qué dice la ciencia sobre el sistema de recompensas?

Las recompensas sencillamente nos ayudan a motivarnos para hacer algo. Por ejemplo, si alguien te ofrece 500 dólares para que devuelvas a tu mascota a casa, es más probable que lo hagas. O si tus padres te ofrecen un teléfono móvil como recompensa cuando sacas buenas notas, es más probable que saques mejores notas. Del mismo modo, nuestro cerebro tiene su propio sistema de recompensa que encuentra el placer y nos recompensa dándonos sensaciones placenteras.

Varios estudios muestran que la alteración del sistema de recompensa de nuestro cerebro nos hace más propensos a los trastornos psiquiátricos. Por ejemplo, un nodo importante en el circuito de recompensa del cerebro, la habénula lateral, parece inhibir la liberación de dopamina para codificar el castigo. Los trastornos con rabia y agresividad inapropiadas se asocian a una disfunción en esta zona. Además, la estimulación de regiones de la amígdala lleva a desencadenar la agresión y la indignación. Las investigaciones muestran que la activación inapropiada del sistema de recompensa en el cerebro da lugar a trastornos psiquiátricos y a estímulos sociales violentos.

La dopamina es un neurotransmisor placentero, pero las respuestas varían de una persona a otra. Está muy asociada al sistema de recompensa que potencia la motivación humana y el comportamiento de recompensa. Sin embargo, es necesario mantener el sistema de recompensa equilibrado. De lo contrario, puede llevarle a padecer trastornos psiquiátricos, como depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, etc. Esto se debe a que cuando una persona busca el placer y evitar el dolor durante demasiado tiempo, pero depende de las drogas para obtener placer artificial cuando su propia dopamina no es suficiente, el riesgo de un comportamiento depresivo intenso es muy elevado. Por lo tanto, incluso para esto, o quizás especialmente para esto, resulta muy importante mantener un equilibrio en el funcionamiento del sistema de recompensa de la dopamina.

Una pregunta más compleja es ¿por qué la gente se droga en primer lugar?

Referencias:

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