RADIOGRAFÍA DE LAS NUEVAS ADICCIONES

Fuente: ethic.es. Raquel C. Pico.

Más allá de las drogas habituales, en la actualidad están apareciendo nuevas adicciones entre la población que abarcan todo tipo de sectores, desde las apuestas ‘online’ hasta la comida, pasando por las criptomonedas e incluso el trabajo. El actual mundo que nos rodea y cómo interactuamos con él, guiados por la inmediatez de las nuevas tecnologías, está generando un caldo de cultivo muy peligroso para todo tipo de comportamientos compulsivos.

Durante las últimas semanas, en España no ha dejado de hablarse sobre el peligro de las llamadas criptosectas. Una operación de la Policía Nacional contra una empresa a la que se le ha acusado de ser –presuntamente– una estafa piramidal ha puesto el foco sobre cómo se utilizan cada vez más las criptomonedas como reclamo para fines que van mucho más allá de lo legal y, también, sobre cómo el atractivo de estas monedas virtuales está protagonizando comportamientos complicados. En sí mismas, las criptomonedas no son un problema, pero en ocasiones cruzan las fronteras de lo que sí lo suponen y se convierten en la piedra angular para comportamientos adictivos.

Carlos Bardavío es profesor del Máster en Derecho Penal Económico de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y experto en sectarismo criminal. «Las criptosectas son una amenaza real», apunta, explicando que «ciertas empresas –lo que se denominan sectas comerciales– también utilizan las técnicas propias de las sectas al objeto de enganchar a los clientes». «Actualmente, las criptomonedas producen –y así lo viene diciendo gran parte de la psicología– una adicción comportamental, al igual que el juego u otro tipo de apuestas».

Pero lo cierto es que, aunque los titulares han puesto a las criptomonedas en el punto de mira, no son las únicas responsables de un contexto de adicción cada vez más complicado. Más allá de las drogas habituales, en la actualidad están apareciendo nuevas adicciones entre la población que van desde el enganche a las apuestas online hasta diferentes comportamientos relacionados con la comida, pasando por la adicción a los videojuegos o incluso el trabajo, entre otros.

Como explica Noelia Maroto, experta en dependencias, estas «nuevas adicciones» son las que están conectadas con conductas, por lo que es en el mundo que nos rodea y en cómo interactuamos con nuestro entorno donde está el problema. En general, y como señala en sus conclusiones el Informe sobre Adicciones comportamentales 2021 del Plan Nacional sobre Drogas, el juego con dinero, el uso de internet y los videojuegos son «actividades ampliamente extendidas en nuestra sociedad». Para una parte de la población son adicciones.

«A priori, nos relacionamos con estas actividades de forma diaria», explica la especialista, señalando que esto complica el diagnóstico y también hace que sea muchas veces difícil darse cuenta de que uno –o alguien de nuestro entorno– ha cruzado el umbral de lo poco saludable. Cuando nuestra relación con estas cuestiones entra dentro de unos parámetros de normalidad, no existe ningún problema. Lo malo llega cuando desarrollamos dependencia. «Si hablamos de adicción, es una enfermedad», recuerda Maroto.

Bardavío: «Actualmente,  las criptomonedas producen una adicción comportamental como el juego u otro tipo de apuestas»

Lo cierto es que las adicciones han existido siempre, pero nuestra sociedad y la realidad tecnológica que nos rodea no han sido siempre las mismas. Internet nos ha acostumbrado a la inmediatez, a tenerlo todo en el momento en el que lo queremos. Por otro lado, las redes sociales funcionan como un chute constante de dopamina: si llegamos cansados a casa, nos tiramos en el sofá y cogemos el móvil para hacer scroll, desconectar y sentirnos mejor. «Nos da ese subidón», recuerda Maroto, que apunta que en el universo online nos hemos habituado a relaciones compulsivas y rápidas. «El problema es que la vida no funciona como internet y tiene sus tiempos», recuerda Luz de Myotanh, coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la semFYC.

Y, aunque es posible llevar una relación saludable con las nuevas tecnologías –a pesar de que las expertas reconocen cierto escepticismo ante la idea–, este entorno ha creado un caldo de cultivo no muy positivo para las adicciones. Maroto apunta que la mezcla entre los comportamientos adictivos que han existo siempre y la sociedad actual –«ya de por sí adicta»– han generado una situación en la que las adicciones comportamentales tienen terreno abonado. No hay que olvidar que de las pantallas ya se habla como «de la heroína del siglo XXI», aunque, como apunta Maroto, a diferencia de lo que ocurría en los 80, ahora todo pasa muchísimo más rápido.

El alcohol, recuerda Maroto, es una droga legal que funciona «como un detonador de los peores demonios del ser humano»

Además, la crisis del coronavirus ha tenido un efecto sobre la salud mental de la población y, sobre todo –en esto es en lo que inciden los profesionales sanitarios–, en los tiempos en los que se tarda en abordar el problema. El estrés, la ansiedad y la fatiga crónica se han disparado, pero la pandemia también se ha notado en la relación de la población con estas nuevas adicciones. Ya el pasado mes de diciembre, la XIV Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España alertaba del aumento del uso compulsivo de internet en todos los tramos de edad.

Por supuesto, el crecimiento de las nuevas adicciones no debe hacer olvidar los efectos de las adicciones de siempre. Ahí está el alcohol, que es una «droga legal» y que funciona como «un detonador de los peores demonios del ser humano», como apunta Maroto, o las drogas, que incluso han mejorado en los últimos tiempos para ser más adictivas. Puede que aparezcan adicciones nuevas, pero las viejas, como también señala Vázquez Canales, «siguen ahí».

Y, por supuesto, para abordar tanto las adicciones nuevas como las clásicas no se debe olvidar qué suponen y qué son. «Las adicciones son una enfermedad y son crónicas», recuerda Maroto. Luchar contra ellas no debe implicar solo el tratamiento sanitario, sino que debe tener un contexto mucho más ambicioso, porque, explica Luz de Myotanh, «muchas veces esto viene del entorno: tú no lo eliges, te toca». A la luz de la actualidad, la experta pone como ejemplo el crecimiento de las casas de apuestas en los últimos años y su reparto geográfico para comprender cómo nuestros contextos inciden en el desarrollo de estas adicciones. Cuando llegan al personal sanitario, estos ven «la punta del iceberg». «Lo sanitario es solo el final de la cadena», explica, recordando que «todo esto es política» y que la lucha contra las nuevas adicciones debe empezar con regulaciones y con medidas públicas.

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