Viejas sustancias, nuevos usos: el fenómeno de los Nuevos Opioides Sintéticos.

Fuente: www.lasdrogas.info. María Alías.

Desde hace tres décadas, aproximadamente, Estados Unidos sufre una crisis por consumo de opiáceos. En esta crisis podemos diferenciar 3 oleadas: la primera de ellas entre 1990 y 1999 consecuencia de un abuso de opiáceos con fines diferentes a los médicos/terapéuticos; la segunda ola que empieza en el 2010 en el que se dispara el consumo de heroína; y por último, la tercera ola desde 2013 la cual está caracterizada por el uso de nuevos opiáceos sintéticos (NOS). Es durante esta última ola que se han disparado las detecciones de fentanilo, tanto aislado como mezclado con otras drogas, y que hasta día de hoy no ha cesado.

Los NOS son un tipo de sustancias, pertenecientes al grupo de las Nuevas Sustancias Psicoactivas (NPS), que tiene unos efectos similares a los de la morfina pero siendo mucho más potentes, entre 50 y 100.000 veces más potente, dando lugar a la aparición de los efectos rápidamente. El hecho de que se llamen nuevas no hace referencia precisamente a eso, de hecho la gran mayoría son compuestos sintetizados hace años, sino que hace referencia al nuevo uso que se está haciendo de estos. Este tipo de sustancias son cada vez más comunes en el mercado y acostumbran a ser vendidas como sustitutas legales de la heroína o mezcladas con otras sustancias a fin de aumentar el potencial adictivo de las mismas.

Estas sustancias no solo han copado el mercado estadounidense, sino que también han sido detectadas en Europa y cada año más, siendo ahora mismo el tercer grupo de NPS con más detecciones. A día de hoy, se monitorizan muchas de ellas y cada vez más, se lleva un registro de las intoxicaciones y/o sobredosis. En cuanto a los estudios del uso de estas nuevas sustancias, son llevados a cabo principalmente en consumidores recreacionales en contextos como son las raves o los festivales de música.

A pesar de esto, los datos con los que contamos a día de hoy son insuficientes para hacernos una idea de cuál es la situación en nuestro país respecto al consumo de NOS y el mal uso de opioides comúnmente utilizados en la práctica clínica. Además, son escasos los estudios respecto al consumo de NOS en personas con un trastorno adictivo. Por eso, el Hospital del Mar (Barcelona) en colaboración con el Istituto Superiore di Sanita (Roma), analizó 301 orinas provenientes de consumidores de opiáceos y evaluó clínicamente a 154 de ellos. Se eligió esta población por el riesgo de consumo de NOS que presenta.

El análisis de muestras se llevó a cabo utilizando dos métodos: uno que ofrece un análisis exhaustivo de las sustancias y metabolitos presentes en la muestra y el segundo método que permite la confirmación de los compuestos encontrados. En cuanto a la evaluación clínica de los participantes se recogió sus datos sociodemográficos, su historia de consumo, haciendo hincapié en los opiáceos, opioides y NOS y por último se evaluó su bienestar.

El 72% de los participantes eran hombres y el 26% mujeres y la edad media para todos los participantes fue de unos 48 años. En cuanto a la descripción de la muestra podemos afirmar que es fiel al perfil de consumidor de opiáceos en nuestro país, el cual acostumbra a ser un hombre de más de 45 años

De los 154 participantes evaluados, el 20.8% de ellos informó de haber consumido algún opiáceos sintéticos con el fin de colocarse en los tres últimos meses, siendo los más comunes la metadona (10.4%), ampliamente utilizado en el tratamiento sustitutivo de opioides; el tramadol (7.1%) opioide comúnmente utilizado para tratamiento del dolor traumatológico; y en tercer lugar el fentanilo (4.6%) opioide de gran potencia farmacológica utilizado para el manejo del dolor intenso. En cuento a las razones que dieron para su uso encontramos principalmente la sustitución de otras drogas y por la disponibilidad, lo cual nos hace pensar en que es fácil hacerse con alguna de estas sustancias. Curiosamente, encontramos diferencias en el grupo de mujeres que valoraron más que los hombres consumir estas sustancias por su menor duración de los efectos.  Conocer los motivos que llevan al consumo de estas sustancias es un punto crucial a la hora de diseñar herramientas de prevención de manera efectiva.

En cuanto al bienestar, nos encontramos con una población con puntuaciones inferiores a las de la población general española, y en un elevado porcentaje de mujeres (46.3%) y hombres (40.2%) obtuvo unas puntuaciones que indican la necesidad de evaluar exhaustivamente si se padece un trastorno depresivo. Esto pone de manifiesto, una vez más, que en el caso de consumidores es importante siempre evaluar otros trastornos mentales y en caso de que existan hacer un tratamiento conjunto del trastorno adictivo y mental. De no tratarse ambos trastornos de manera conjunta, difícilmente existirá una mejoría en el paciente.

En cuanto al análisis de las muestras, destacar que en 264 se detectó metadona, lo cual era de esperar, dado que la prevalencia de consumidores de opiáceos en tratamiento con este fármaco es bastante elevada. Respecto a los NOS detectamos en orina, no solo fentanilo, sino además otras sustancias derivadas de este, llegando a detectar algunas de síntesis ilegal como el 2F-ortho-fluorofentanyl o el meta fluoro valeril fentanyl. Esto sugiere que el mercado de la droga ha rebasado la frontera del tráfico de opioides de la industria farmacéutica y ahora sintetiza los suyos propios con el peligro que esto conlleva ya que se desconoce su composición y deja a los profesionales con poco margen de reacción en caso de sobredosis. Al final, fueron 23 las muestras positivas a algún NOS, y dos de ellas además también contenían heroína. Esto sugiere una adulteración de la heroína con NOS incrementando el riesgo de sobredosis al no saber el consumidor qué está consumiendo. Además de NOS también se detectaron otros tipos de NPS, como los estimulantes presentes en casi el 20% de todas las muestras o los cannabinoides sintéticos presentes en el 4.3%. Por último, mencionar que se detectó policonsumo en gran parte de los principales siendo común mezclas drogas clásicas ilegales con NPS y NOS.

A modo de conclusión general, podemos afirmar que en nuestra región existe un consumo de NOS en consumidores de opiáceos, que se ha detectado a través del análisis de orina y del autoinforme de los propios participantes. Pese que las detecciones de su uso no sea muy elevado consideramos de gran importancia seguir investigando en esta línea a fin de poder ir monitoreando el fenómeno de los NOS. La monitorización de estas sustancias es importante dada la relevancia que han cobrado en los últimos años.  Las noticias por muertes e intoxicaciones de fentanilo  son cada vez más comunes y aunque lejos, agraciadamente, de tener en Europa una situación similar a la de EE.UU, estas sustancias tienen una elevada presencia en el mercado europeo y van ganando más popularidad entre los consumidores día a día.

A pesar de que difícilmente la situación en España puede llegar al nivel de EEUU, ya que al contar con un sistema de salud público que permite el seguimiento del paciente y por consiguiente evita la sobre medicación con opioides, cada vez son más las personas que demandan tratamiento por un uso abusivo de estas sustancias. Es por eso, que estudios como este, en el que se obtiene información actualizada acerca de un fenómeno tan novedoso como es el consumo de fentanilo y otros NOS en nuestro país, nos ayuda a dar con las claves para dar una buena respuesta en cuanto a prevención, tratamiento y reducción de daños.

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