¿POR QUÉ CUESTA TANTO DEJA DE FUMAR?

La dependencia al tabaco no sólo la provoca la nicotina, también la fomenta la actitud del fumador y el entorno social

Fuente: José Antonio Cabrera Lorenzo. Correo Farmacéutico.

El tabaquismo es un hábito diario en casi el 24 por ciento de la población española, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Dejar de fumar es una decisión clave para prevenir enfermedades graves, como el cáncer, pero resulta una tarea costosa por las múltiples barreras que los fumadores encuentran para hacerlo. “Es una adicción difícil de dejar porque hemos adoptado una rutina y el tabaco forma parte de nuestra vida diaria”, afirmó Antonio Vallejo, enfermero de Atención Primaria y vocal de la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo(SEDET), en la tercera edición del foro Dejar de fumar: un reto de todos organizado por la Fundación Más que Ideas, celebrado la semana pasada en Madrid. Según destacó Pedro Aguilar, psicólogo miembro de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), “para los fumadores el tabaco se sitúa en la base de la pirámide de Maslow, la cual jerarquiza las necesidades humanas”. Por ello, Vallejo recomienda “no intentar dejarlo de un día para otro, pues conduce a la frustración”.

La gran dificultad que encuentran los fumadores para abandonar el tabaco es la dependencia, la cual adopta tres formas: física, psicológica y social. Sobre la primera, José Luis DíazMaroto, de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), aseguró que “se fuman muchos cigarrillos de manera automática”. Esta razón “hace necesaria una desprogramación mediante la combinación de fármacos y apoyo psicológico”. En su opinión, la nicotina es la principal causante de la dependencia física porque “en sólo ocho segundos esta sustancia llega al cerebro; no hay ninguna otra droga más rápida ni que enganche tanto, ni siquiera la heroína”. Sobre la dependencia psicológica, Aguilar sostuvo que consiste en la creencia de que el tabaco ayuda a gobernar mejor determinadas situaciones de la vida, sobre todo aquéllas en las que las emociones juegan un papel importante. Y añade: “Creen que un cigarro va a potenciar sentimientos positivos como la sensación de diversión y también que les ayudará al manejo de la depresión, la tristeza, la ansiedad, la sobrecarga laboral, etc.”. A su juicio, “los que tienen esta creencia realmente están muy enganchados. El núcleo de su adicción reside ahí, en que piensan que esa sustancia es útil”. Según justifica el psicólogo, es tan costoso abandonar este hábito porque “supondría renunciar a algo que proporciona una solución inmediata, aunque sea ficticia”. CONTROL MENTAL El tabaco también atañe a las pautas de comportamiento de las personas; “influye hasta la cultura del propio país”, afirmó Amaya Sáez, vicepresidenta de Cardioalianza. Esta es una de las razones que condujo a una paciente que participó en el coloquio a iniciarse en el tabaquismo. Según explicó la fumadora, “a día de hoy todavía me cuesta cambiar la mentalidad; antes, la persona que fumaba era considerada como alguien prestigioso y, en el caso de las mujeres, se las veía con más clase”. Para comenzar con el proceso de cesasión tabáquica, “sugerimos comenzar retrasando cada cigarro para trabajar la ansiedad o craving. Encendiendo un cigarrillo dos minutos después de haberlo deseado, luego cinco, luego ocho y así progresivamente; iniciamos un control mental que si no trabajamos no lograremos nada”, aportó Mª Dolores Fernández, farmacéutica representante de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac). Sobre la irritabilidad del fumador al inicio del proceso, “lo mejor es advertir a nuestros allegados de que van a ser unos días difíciles”. Desde la farmacia, los tratamientos utilizados contra el tabaquismo se basan en los sustitutivos de la nicotina. Se pueden encontrar hasta en cuatro modalidades: parches, chicles, comprimidos e inhaladores. “Con ellos conseguimos paliar la dependencia física, aunque no la psíquica, puesto que estamos administrando nicotina”. El correcto uso de estos medicamentos es importante para prevenir la dependencia a los mismos. “Algunos pacientes dejan los cigarrillos por los chicles y los segundos se quedan para siempre”. Según recomienda Fernández a sus pacientes, lo ideal es mantenerlos durante un tiempo máximo de tres meses. Marisi Verdugo, de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid), estos tratamentos, “aunque llevan nicotina, evitan que los fumadores inhalen las casi 4.000 sustancias tóxicas presentes en cada cigarrillo”. Preguntado a Fernández sobre las recaídas, contesta que las indicaciones son prácticamente las mismas que las del primer intento; y añade que “la vergüenza a comunicar la noticia es un factor beneficioso que trabaja la motivación”.

CONSEJO

El primer paso para dejarlo Dejar de fumar es una decisión personal “siempre”, afirmó Pedro Aguilar, psicólogo de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Aunque exista una severa recomendación médica, “vivirlo como una obligación no es el camino; hay que encontrar motivos que realmente importen al paciente”, insistió. “A veces, el consejo sanitario constituye una casilla de salida para iniciar el proceso”, añadió Teresa Terrén, presidenta de la Fundación Más que Ideas.

Abierto el plazo de preinscripción en el MÁSTER en Prevención y Tratamiento de las Conductas Adictivas

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